Trabajadores Latinos Despues de los Fuegos de Los Angeles

Al conducir por las calles de Pacific Palisades, se ven trabajadores latinos revisando los escombros en busca de algo rescatable. Intentando despejar las propiedades para preparar el proceso de demolición y reconstrucción para sus empleadores, se ve gente trabajando por todo el vecindario. A lo lejos, se escucha el romper de las olas, el silbido de los pájaros y el susurro del viento, guiando lentamente la mirada hacia la comunidad ahora vacía, un pueblo fantasma carbonizado, agobiado por el silencio y el dolor.

Un trabajador latino junto a la casa de su empleador, incendiada tras los incendios de Los Ángeles en enero de 2025, busca cualquier cosa que se pueda rescatar. Foto: Summer Fisher

Los Ángeles es una ciudad donde los latinos hacen una gran parte de la fuerza laboral. Desde empleadas domésticas a trabajadores de jardinería, los efectos de los fuegos afectaron no solo las comunidades que perdieron vecindarios y casas, sino también a una comunidad de trabajadores que dependen del trabajo. 35,000 trabajos retenidos por latinos fueron temporalmente o permanentemente desplazados por los fuegos. Tratando de llegar a fin de mes con cualquier trabajo que pueden conseguir, continúan adelante, para no permitir que nada, ni siquiera estos incendios, les arrebate su sueño americano.

Todavía, por el miedo de las deportaciones y la prensa enseñando el sufrimiento de la comunidad latina, muchos trabajadores en esta historia no quisieron dar sus nombres completos. Un temor que se apodera de la comunidad latina no sólo por su estatus legal sino por el estado de su comunidad.

Al lado de la montaña en las cenizas de un terreno que solo meses atrás era hogar de una hermosa casa, tres trabajadores latinos se pueden ver trabajando buscando joyería o cualquier cosa que se pudiera rescatar después de los fuegos parar sus empleadores ricos. La casa vecina totalmente intacta, ilesa de los incendios. 

“El jefe quiere aclarar la propiedad lo más pronto posible,” dijo uno de los trabajadores. “El quiere casarse aquí en Agosto, aquí mismo atrás viendo el océano.” 

El trabajador mencionó como muchos trabajadores en Pacific Palisades perdieron su trabajo, pero como ellos, muchos trabajadores han podido quedarse trabajando ayudando a sus empleadores en el proceso de reconstrucción. Él está feliz porque tiene trabajo, no como otros miembros de la comunidad Latina que fueron afectados por los fuegos. Trabajando para su empleador por años, el empleador los ha tenido ocupados con diferentes tareas. 

Elvis Santiago, un jardinero que trabajaba principalmente en Pacific Palisades, comenzó su negocio después de dos años que se mudo a los Estados Unidos. En el día de los fuegos, con un equipo de sus trabajadores, corrió hacia Pacific Palisades para ayudar a una amiga que trabaja como empleada doméstica, de los fuegos acercándose a la casa de su empleador. Ellos pudieron rescatar la casa, apagando los incendios con la manguera conectada a la pompa de agua de la piscina. Desde ese día, no ha regresado para ver la destrucción. Le duele demasiado ver lo que le ha pasado a el vecindario donde ha trabajado por décadas. 

“Pacific Palisades son bloques y bloques quemados, todas las áreas están igual,” Santiago dijo. “Se me ve una ciudad sola. Son bloques enteros. Yo no me explico como paso esto en un dia.” 

Siente la pérdida de todo como familia, ya que han sido décadas de trabajo que ha realizado no sólo en la comunidad sino con hogares específicos. Después de los incendios, la clientela de su negocio disminuyó y se vio obligado a despedir a algunos de sus trabajadores.

“Es algo difícil correr a los trabajadores, porque tienen sus familias también.” 

Santiago está preocupado por las empleadas domésticas que trabajaban para familias cuyas casas se incendiaron. Algunas de las empleadas domésticas desplazadas vivían con sus empleadores y se ganaban la vida para mantener a sus hijos en la escuela. Al perder sus trabajos y ahora su hogar, su futuro no está garantizado, ni tampoco la educación de sus hijos.

“La noticias se enfocan en la quemazón pero yo lo que sí veo es que no han hablado pero va llevar un impacto fuerte que la mayoría de empleadas domésticas, la mayoría que vive con gente blanca,” Santiago dijo. “Y eran escuelas buenas y todas esas casas de amas, esos muchacho tenían más posibilidades de tener un estudio en la universidad. Las mamás perdieron el trabajo. Apenas estaban los muchachos formandose. Queremos más latinos con carreras. Nosotros como latinos nos tenemos que enfocar en nuestra población.” 

Jefferson [apellido desconocido] en su puesto del Mercado Agrícola de Santa Mónica. Foto: Carter Evenson

Cada vez más trabajadores notan una disminución en la clientela de sus negocios. Jefferson [apellido desconocido] trabaja en una granja que abastece de productos agrícolas a diversos restaurantes del área de Los Ángeles, además de tener un puesto en mercadillos de Pasadena y Santa Mónica.

“A muchas personas no han llegado a la verdad, no recuerdo muchas personas. He trabajado muy poco tiempo acá entonces algunos clientes que si los conozco si no los veo. Esta banqueta cuando yo vine estaba muy grande ahora hay menos personas.”

Aunque su rancho no se vio afectado directamente por los incendios, su clientela ha disminuido, especialmente en los restaurantes a los que entregaban productos que se quemaron. Espera que algún día todo vuelva a la normalidad.

“Muchas personas me han dicho que han trabajado en este lado si les afecto pues ahora no tienen trabajo. Igual nosotros entregamos frutas a tiendas del otro lado o restaurantes y que quemó. Siempre no ha afectado pero ojalá que un día todo esté de regreso como antes. Que lo están reconstruyendo y todo.”

Un paletero empuja su carrito de helados con la esperanza de venderlos en la playa de Santa Mónica en una mañana brumosa. Foto: Carter Evenson

Los paleteros y los trabajadores de los puestos de fruta aún no están viendo plenamente los efectos de los incendios. En la playa de Santa Mónica, un paletero empuja su carrito de helados, gritando “paletas” con la esperanza de conseguir algunas ventas.

Menciona que su permiso de venta sólo le permite vender en las playas, no en las aceras. Tras los incendios, no ha notado una gran diferencia en la clientela de su negocio, ya que la temporada turística aún no ha llegado a Los Ángeles, pero espera que, una vez que termine el verano, pueda aumentar sus ventas.

Un trabajador de un puesto de frutas en las montañas de Malibú dice lo mismo. Con la gente entrando y saliendo para trabajar y picar algo, espera ver la diferencia en la clientela cuando llegue el verano.

Los trabajadores latinos seguirán resistiendo incluso a pesar de todas las deportaciones y el miedo que ha dominado a la comunidad. Trabajando más duro que nunca para ganarse la vida, la comunidad latina de Los Ángeles resurgirá de las cenizas y seguirá luchando cada día.


Esta historia forma parte de un proyecto semestral de periodismo de investigación sobre los incendios forestales de California de 2025. Fue creada por una clase de periodismo avanzado del programa de Periodismo, Publicidad y Estudios de Medios de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee. Otras historias del proyecto están disponibles aquí.

Este trabajo fue posible gracias al apoyo de MPC Endowment Ltd., la filial filantrópica del Milwaukee Press Club.